CEREMONIA
10º CONCURSO DE MICRORELATOS DE TERROR
35º FESTIVAL DE CINE DE TERROR DE MOLINS DE REI 2016. Octubre 2016
Entro en la
iglesia y veo unos espectros, reunidos alrededor del altar. Me quedo
paralizado. Intento salir por donde he entrado, pero la puerta está cerrada.
Todo intento es inútil. ¿Cómo se combate a un fantasma?
Giro sobre mis
pasos nuevamente hacia el altar, todos me están observando. Empiezo a
dirigirme, poco a poco, hacia esos seres. Un momento, pero ¿por qué? Me detengo
y me pregunto qué hago yo aquí. No soy un cazafantasmas, soy abogado. Soy
católico, sí, pero no practicante. Mi asistencia a las ceremonias eclesiásticas
se limita a bautizos, comuniones, bodas y funerales. No veo bebés, niños
vestidos de marinero ni joven alguna vestida de blanco. Quizás he confundido la
iglesia con la sala de un juzgado, pero tampoco veo a jueces, procuradores ni
otros abogados. Nadie lleva toga.
Una
fuerza me lanza nuevamente hacia el altar, alguien me empuja. Entonces reparo
en el sonido de las ruedas. Me siento enclaustrado. Miro a ambos lados y veo
personas. Personas de carne y hueso. Sí, empiezo a reconocerlas. Realmente
puede que se trate de un bautizo o una comunión, reconozco a familiares y
amigos. Un momento. También puede que sea un juicio, reconozco a algunos
compañeros de trabajo, abogados y procuradores; conocidos de mi día a día en
los juzgados. Algo me saca de mis pensamientos,
el sonido de una triste melodía y oigo los sollozos en las primeras
filas. Allí las veo, mirándome al pasar con las lágrimas corriendo por sus
mejillas. Mi mujer y mis hijas.
Ahora lo
entiendo, pero no lo quiero creer. Todas estas personas, sentadas en bancos, y
todos estos fantasmas, levitando alrededor del altar, están reunidos allí
esperándome. No tengo que combatir a estos espectros, sino unirme a ellos. Es
un funeral, sí, pero también un juicio: mi juicio final. No recibí la citación,
no traigo preparado mi alegato.
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