viernes, 13 de octubre de 2017

CEREMONIA

10º CONCURSO DE MICRORELATOS DE TERROR

35º FESTIVAL DE CINE DE TERROR DE MOLINS DE REI 2016. Octubre 2016




Entro en la iglesia y veo unos espectros, reunidos alrededor del altar. Me quedo paralizado. Intento salir por donde he entrado, pero la puerta está cerrada. Todo intento es inútil. ¿Cómo se combate a un fantasma?
Giro sobre mis pasos nuevamente hacia el altar, todos me están observando. Empiezo a dirigirme, poco a poco, hacia esos seres. Un momento, pero ¿por qué? Me detengo y me pregunto qué hago yo aquí. No soy un cazafantasmas, soy abogado. Soy católico, sí, pero no practicante. Mi asistencia a las ceremonias eclesiásticas se limita a bautizos, comuniones, bodas y funerales. No veo bebés, niños vestidos de marinero ni joven alguna vestida de blanco. Quizás he confundido la iglesia con la sala de un juzgado, pero tampoco veo a jueces, procuradores ni otros abogados. Nadie lleva toga.
         Una fuerza me lanza nuevamente hacia el altar, alguien me empuja. Entonces reparo en el sonido de las ruedas. Me siento enclaustrado. Miro a ambos lados y veo personas. Personas de carne y hueso. Sí, empiezo a reconocerlas. Realmente puede que se trate de un bautizo o una comunión, reconozco a familiares y amigos. Un momento. También puede que sea un juicio, reconozco a algunos compañeros de trabajo, abogados y procuradores; conocidos de mi día a día en los juzgados. Algo me saca de mis pensamientos,  el sonido de una triste melodía y oigo los sollozos en las primeras filas. Allí las veo, mirándome al pasar con las lágrimas corriendo por sus mejillas. Mi mujer y mis hijas.
       Ahora lo entiendo, pero no lo quiero creer. Todas estas personas, sentadas en bancos, y todos estos fantasmas, levitando alrededor del altar, están reunidos allí esperándome. No tengo que combatir a estos espectros, sino unirme a ellos. Es un funeral, sí, pero también un juicio: mi juicio final. No recibí la citación, no traigo preparado mi alegato.



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